martes, 6 de marzo de 2012

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El Ritual de la Serpiente - Aby Warburg

Nació el 13 de junio de 1866 en elseno de una familia de Hamburgo (Alemania). Por ser el hijo primogénito le correspondía hacerse cargo de la fortuna familiar, pero éste declinó no sin antes asegurarse una disponibilidad económica para sus estudios e investigaciones. Aunque trató, en general, el problema de la transmisión de la iconográfica antigua a la cultura europea moderna, se dedicó principalmente a comprobar su tesis de cómo había revivido un paganismo dionisiaco durante el Renacimiento Italiano. Sus obras completas se recogen en varios tomos, pero su proyecto más ambicioso fue el Atlas Mnemosyne, con el cual hemos querido nombrar este espacio de discusión y de reflexión sobre la Imagen, el Símbolo y la Acción, tres tópicos a los que continuamente alude Warburg.

Partiendo de su experiencia con los indios "PUEBLO" del norte de América y transformando sus alucinaciones esquizofrénicas en fuente de conocimiento, Aby Warburg compuso un original trabajo en el que analiza los mecanismos culturales y simbólicos que subyacen en las imágenes. En 1923, Aby Warburg (1866-1929) impartió una conferencia titulada "Imágenes de la región de los indios pueblo de América del norte" en Kreuzlingen, un sanatorio suizo que desde 1921 lo acogió con la finalidad de curar sus trastornos mentales. En dicho texto, este notable alumno de Karl Lamprecht y Hermann Usener presenta la manera en que algunos pueblos "primitivos" transforman, en su propio beneficio, la fuente de sus terrores y angustias. A partir del viaje que realizó por el territorio norteamericano entre 1895 y 1897, Warburg dedujo que la imaginería que encontró en un primer momento en la ornamentación de la cerámica, reaparecía en otro grupo étnico en la identificación totémica de un danzante con su máscara para, finalmente, reflejarse en ritos mágicos que influían directamente sobre la naturaleza inanimada. Así, en su conferencia se abocó a establecer un paralelismo entre el dominio ejercido sobre la temida serpiente de cascabel, que entre los indios Hopi era el símbolo del relámpago y augurio de la lluvia, con su propio control de la perturbación mental que le afligía. El texto era sobre todo una declaración autobiográfica sobre la salud de la moderna cultura occidental que finalizaba con una perspectiva poco alentadora pues —a decir de Warburg— los avances tecnológicos al tiempo que destruían el cosmos desespiritualizaban "la conexión entre el ser humano y su mundo circundante". 

Tomado de: http://elgatoquelopario.gacq.com/?q=node/21

Fundamentos y apreciaciones generales de la semiótica


Los orígenes de la semiótica se perciben difusos y se confunden en la filosofía antigua. Analizando la etimología de la palabra semiología, se encuentra que deriva de la raíz griega semeîon (signo) y sema (señal), lo cual indica que en términos generales la semiótica se ocupa del estudio de los signos (Barthes,1971). En una de sus acepciones más antiguas, el término semiología fue acogido por la medicina y se usó para designar el análisis de las manifestaciones o signos de las enfermedades. 

Fue Platón (428-347 a. de C.), quien expuso su doctrina en forma de diálogos -quizás porque en su época predominaba la forma de comunicación oral y porque el diálogo es la forma de escribir que más se asemeja al habla-, y definió el concepto de signo en el diálogo de Sócrates, Cratilo, donde se discutía acerca del origen de las palabras y la relación existente entre estas y las cosas denotadas. 

Pero, el análisis semiótico no es sólo un acto de lectura, sino más bien un acto de exploración de las raíces, condiciones y mecanismos de la significación. Hacer semiótica significa identificar los distintos componentes de la semiosis, clasificar los distintos tipos de signos y analizar su funcionamiento en los diferentes contextos en los que se desarrolla. 

La semiosis incluye todas las formas de creación de significado -las imágenes, el lenguaje corporal y también el lenguaje-. Podemos entender la vida so­cial como una serie de redes interconectadas de prácticas sociales de dife­rentes tipos. Todas las prácticas son prácticas de producción que constituyen los escenarios en los que se produce la vida social, ya sea ésta económica, política, cultural o de carácter cotidiano (Fairclough, 2003: 179, 180)[1]

No obstante, unos llaman semiótica a lo que otros llaman semiología, pero más allá del nombre interesa la semiótica como una práctica analítica mediante la cual se puede entender la cultura. Mientras en Estados Unidos, Charles Sanders Peirce denominó la disciplina semiótica, Ferdinand de Saussure, prefirió el de semiología para el ámbito europeo. 

Para Peirce (1839-1914), matemático y lógico simbólico norteamericano, la semiótica era la doctrina de la naturaleza esencial de las variedades fundamentales de toda posible semiosis. De otro lado, Saussure (1857-1913), catedrático de la Universidad de Ginebra, se preocupó por examinar las características del lenguaje como regla gramatical y como símbolo y cultura. En el campo de la lingüística, Saussure se enfrentó a las ideas del siglo XIX, fundadas en una consideración histórica y comparativa de las lenguas. Según él, lo que había que estudiar era el sistema de los elementos que componen el fenómeno lingüístico; sistema de carácter abstracto y autónomo con respecto al sujeto hablante y al objeto significado[2].

También, consideró que los elementos lingüísticos surgen después de las reglas y que una lengua está determinada por las normas de combinación de sus elementos. Las consideraciones de este teórico del lenguaje contribuyeron a crear una amplia forma de estudio del pensamiento denominada estructuralismo.

A pesar de las divergencias conceptuales, sintetizamos diciendo que se llamó semiología a la disciplina que tenía por objeto el estudio del signo lingüístico, su significado y significante (Saussure), y en cambio se llamó semiótica a la disciplina que se ocupaba del estudio de los códigos sociales en relación con el objeto, el representante y el interpretante (Peirce, Frege, Russell Odgen y Richards, Morris, Carnap, Wittgenstein, Tarski, etc)[3].

Fue quizá esta diferencia la que configuró el campo de la semiosis y le permitió moverse desde perspectivas como la propia lingüística de Saussure y Peirce, la terminología de Algirdas Julien Greimas y J. Courtés, las matemáticas de Shannon, C. y Weaver, W., la filosofía de Ludwig Wittgenstein, en fin.

Otros aportes, como los del antropólogo francés Claude Levi-Strauss (1908) sobre el inconsciente colectivo, sirvieron para la definición de leyes universales como expresión del orden de los fenómenos y su unión dentro de los sistemas. Por su parte, el semiótico Charles W. Morris (1901-1979) concibió el estudio de la teoría de los signos, o semiótica, a partir de tres disciplinas: la sintaxis, la semántica y la pragmática. La primera trata de signos no interpretados y sus relaciones; la segunda de los signos en su relación con los objetos designados; y la tercera, de los signos interpretados, es decir, aquellos a los que se les asignan significaciones y, por tanto, están relacionados con los sujetos que los usan.

Por su parte, Sigmund Freud (1856-1939), neurólogo y fundador del psicoanálisis, se apoyó en la lingüística al reemplazar el método hipnótico por la libre asociación, en la que el paciente relata sus pensamientos tal como se producen. Dicho trabajo, que se fue perfeccionando desde 1895 hasta 1900, le sirvió a Freud para separar conceptos como la necesidad y el deseo, y para dedicarse plenamente al estudio de los seres humanos y los problemas de la cultura asociados a la pulsión.

Finalmente, tenemos los postulados de Umberto Eco (1932-  ), quien define la semiótica como una técnica de investigación que explica el funcionamiento de la comunicación y la significación. Eco plantea el contraste entre el ocultista que intenta descifrar los signos en la dirección equivocada y el semiólogo racionalista que explica las representaciones sociales desde una perspectiva multidisciplinar (Eco, 1985).

Estos postulados no sólo nos permiten establecer comparaciones entre los diferentes enfoques, sino que nos sirven para iniciar un análisis sobre la semiosis como parte irreductible y elemento integral de los procesos sociales materiales.

Notas
[1] FAIRCLOUGH, Norman (2003). “El análisis crítico del discurso como método para la investigación en ciencias sociales”, en: Método de análisis critico del discurso, WODAK, Ruth y Michael MEYER (Compiladores). España, Editorial Gedisa.
[2] MARTÍNEZ ECHEVERRI, Leonor y Hugo MARTÍNEZ ECHEVERRI, Diccionario de Filosofía ilustrado autores contemporáneos, lógica y filosofía del lenguaje; Editorial Panamericana, Santa fe de Bogotá, 1999, pp 502- 503.
[3] MARTÍNEZ ECHEVERRI, Leonor y Hugo MARTÍNEZ ECHEVERRI (1999). Diccionario de filosofía ilustrado autores contemporáneos, lógica y filosofía del lenguaje. Bogotá, Editorial Panamericana, pp 500.